miércoles, 3 de agosto de 2016

nuevas sugerencias para entender el sexo sin objeto.


curiosidades del sexo con objeto

Estamos tan condicionadxs por el sexo con objeto que con frecuencia imaginamos la objetualización de un cuerpo para poder excitarnos cuando carecemos de objeto. Como, por ejemplo, al masturbarnos.

Las conductas sexuales pueden utilizar la imaginación sexual, pero en principio no necesitan de ella porque ellas mismas ya son sexo. No es malo usar la imaginación sexual para excitarse. Pero, ¿para qué excitarse? Normalmente usamos la imaginación sexual para imaginar que objetualizamos un cuerpo, y así excitarnos, y así alcanzar un orgasmo que signifique la posesión de ese cuerpo.

El sexo con objeto es el verdadero sucedáneo del sexo (del erotismo) y es una actividad que consiste en objetualizar personas reales a través del sexo.

Puede ser que no nos guste el erotismo, y que en realidad sólo nos apetezca objetualizar. En ese caso lo correcto sería llamarlo así. O entender que hablar de sexo, o de follar, es hablar de objetualizar.

Objetualizar mediante el sexo no tiene por qué diferenciarse demasiado de objetualizar mediante cualquier otra actividad. Objetualizar es objetualizar. No podemos objetualizar sin al menos otra persona a la que objetualizar.

Si el erotismo se parecía tanto a la objetualización era porque nuestro erotismo tenía mucha objetualización, no porque la objetualización fuera parte del erotismo.

Se puede concertar un encuentro para realizar actividades sexuales. Seducir, sin embargo, es convencer para que alguien se deje objetualizar. En realidad consiste en convencer a alguien de que nos vamos a dejar objetualizar por ella/él cuando, en realidad, nuestro objetivo es objetualizarlx.

Porque éste es el verdadero contenido de la seducción, la seducción es necesaria para que dicho objetivo se lleve a cabo. Si se propusiera abiertamente es muy probable que fracasara. Sería algo así: “¿intentamos objetualizarnos mutuamente a ver quién logra seguir siendo sujeto?”
claves para entender el sexo sin objeto

El deseo sexual no necesita la determinación de otra persona como objeto de deseo.

De hecho, no necesita determinar objeto de deseo alguno. En principio, el objeto de deseo que le es propio al erotismo es una conducta que proporcione placer o satisfacción eróticxs. Una acción. Humana o no, orgánica o mecánica, propia o ajena.

Establecer un objeto de deseo es simple y llanamente premeditar, predecir, incluso vaticinar, qué puede ser satisfactorio o placentero sexualmente.

Una persona que cocina no es objeto de mi hambre.

Lo que una persona cocina puede ser objeto de mi hambre.

Una persona puede compartir el objeto de su hambre conmigo. Se llama “quedar para comer”.

Cuando quedamos para comer en ningún momento, por mucha hambre que tengamos, ninguna de las personas llega a alimentarse de ninguna otra. Es más, ninguna de las personas llega a desear hacerlo. 

En todo momento la diferencia entre sujeto de deseo y objeto de deseo permanece clara y distinta. Es interesante recordar que los seres humanos somos omnívoros y podríamos comernos mutuamente. Podríamos incluso llegar a acostumbrarnos a ello. Podría incluso ser nuestro mayor deseo y el sentido de nuestra vida. Podríamos incluso llegar a la conclusión de que es una necesidad.

Cuando las personas que han quedado para comer terminan de comer no suelen tener más hambre. Algunas cosas de las que se hacen cuando se queda para comer sacian el hambre. Normalmente la más importante de ellas es comer.

Las personas siempre hemos sido objetos de deseo. Esto es cierto. También es cierto que de ello no puede concluirse ninguna predicción sobre cuál será el objeto de deseo en el futuro, o si habrá objeto de deseo.


¿qué consecuencias tiene?

Que los cuerpos dejan de ser objetos de deseo.

Que la belleza de los cuerpos deja de condicionar la vida sexual.

Que el canon de belleza deja de condicionar la vida.

Que la utilización sexual de las personas deja de ser el objetivo que subyace a nuestras relaciones.

Que los cuerpos de las personas dejan de ser tratados como lo son, por ejemplo, los alimentos. Con todo lo que ello implica.

Eso sólo, claro está, para quienes practiquen un sexo sin objeto.

O en la medida en que lo hagan.


¿dónde podemos encontrarlo?

El sexo sin objeto ya existe y está presente en nuestra vida. La masturbación es una, de innumerables, formas de sexo sin objeto que ya forman parte de ella. Normalmente lo consideramos un sucedáneo del sexo porque no hay un cuerpo al que objetualizar.


¿cómo se hace?

Separando el placer y la satisfacción que provocan las actividades eróticas, del placer y la satisfacción que provoca la disponibilidad de un determinado cuerpo en las actividades eróticas.

Reapropiándonos de nuestro propio cuerpo en las actividades eróticas.

Realizando actividades sexuales sin sujetos sexuales objetualizados, ya sea individuales o compartidas, colectivas.

Aceptando sin frustración el placer y la satisfacción que nos produzcan las actividades sexuales sin objeto.

Tratando al sexo como otro objeto más de nuestra curiosidad, y no exclusivamente como un medio para la obtención de placer.

Haciéndolo. Escuchando con paciencia cómo nuestro cuerpo desplaza su objeto de deseo de los sujetos objetualizados a las actividades eróticas, a sí mismo y a la comunicación sexual.

Contándolo. Proponiéndolo.

Leyendo sobre ello. Como ahora.

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