El amor no es un sentimiento, ni una experiencia, ni un arte. El amor es la ideología que determina cómo deben ser nuestras relaciones. Y estamos contra él.
jueves, 15 de noviembre de 2012
otro modo de presentar lo mismo
http://www.culturamas.es/ocio/2012/11/11/sexo-la-represion-reprimida/
miércoles, 7 de noviembre de 2012
consultorio eróticosentimental
"…sigo preso,
pero ahora el viento corre
alrededor."
Extremoduro. Segundo movimiento: lo de fuera.
En la columna de la derecha ha aparecido un nuevo e
inquietante botón. Si hacemos clic en él nos conducirá al espacio que la
revista digital de ocio y cultura CULTURAMAS ofrece a este blog para llevar a
la práctica las ideas hasta ahora expuestas en él.
El CONTRACONSULTORIO (nombre ideado por Coral Herrera,
escritora y bloguera, especialista en Teoría de Género y también colaboradora
de la revista) será el lugar donde analizar los problemas eróticosentimentales
de cada quién desde la irreverente convicción de que las ideas de este blog
ayudan a resolverlos; desde el insólito propósito de llevar sus propuestas a
cabo y hacerlas aparecer en el mundo.
Contraelamor adquiere tridimensionalidad y vida. Y
cualquiera puede participar; cualquiera puede pedir la ración de contraelamor
que se ajuste a su curiosidad o a sus necesidades. Cualquiera, desde su
sensatez y responsabilidad, puede jugar a realizar la utopía de asomarse a esa realidad
intuida donde cada cosa descubre ser otra muy distinta y nuestras posibilidades algo
nuevo, extraño, y hasta ahora considerado sólo al alcance de la imaginación.
lunes, 5 de noviembre de 2012
SEXO. presentación
Al final, no hay más
problema que el sexo. Si consiguiéramos desenredar el nudo del sexo, ¿qué
quedaría en el amor que representara un verdadero problema? Los conflictos en
las relaciones de amistad no tienen ni la sombra de complejidad que las
relaciones amorosas, y las paternofiliales, aunque compiten en dramatismo, son
notablemente menos contradictorias.
Cuando el sexo llega trae
con él, quién lo diría conociendo su carta de presentación, rebosante de
instintos y energías telúricas, el desafío intelectual. Y es que lo uno, claro, es
el uniforme supersticioso de lo otro. Aquello que no se entiende hoy, para
quien sigue pensando que el pensamiento no ha dado pruebas de ser una
herramienta solvente, no es lo que se comprenderá mañana, sino lo que no puede
comprenderse. ¿Qué será comprender, entonces, si lo comprensible ya ha sido
comprendido? ¿Una fantasía? A lo que no ofrece reglas ya sólo le queda estar
gobernado por la voluntad caprichosa de esa nueva antropormorfización de los
enigmas que es la energía en su acepción Disney.
Y esto es así cuando,
lógicamente, quien sigue pensando mal del pensamiento, debería dejar (más) de
pensar. O, al menos, no pensar en alto.
El sexo es el nudo de los
nudos, porque es el nudo del amor, residencia de los nudos en cuyo interior
nada se complica demasiado hasta que el sexo hace acto de presencia; hasta que
desnuda el nudo.
Por eso, como el amor está
sin resolver, su nudo se arregla siempre con un parche, chapuza, cirugía,
acompañada del autoengaño de que la satisfacción que el arreglo nos dispensa es
suficiente (para nosotros, porque en el fondo sabemos que el secreto está en
nuestra fuerza de voluntad, y no en nuestra odiosa ñapa). Quien nos dice cómo
ha solventado el asunto nos añadirá, tras la complacida descripción, que con su
arreglo ¡consigue vivir!, llenándonos a partes iguales de admiración y
desesperanza. Unos renuncian a luchar contra la pulsión imprevisible,
convirtiéndose en resignados libertinos sin resto de empatía. Otros renuncian a
la pulsión misma, negándose a prestarle más oídos y abandonando el verdadero
deseo “por no hacer nunca más daño a nadie”. Algunos buscan una solución de
compromiso, confiando en que la combinación de dos injusticias dé la justicia
como resultado, o algo que se le acerque, y no un travestismo ético.
Quien diga que lo ha
resuelto, ya sea porque está por encima de su conflicto o porque el amor
verdadero ha dado sentido al laberinto, se arriesga a que se meta el dedo en la
llaga. Y esto sin miramientos a la discreción, porque negar el conflicto es
hacerlo pasar de lo social a lo individual, perjudicando la capacidad del otro para
enfrentarse a él, y legitimando así que nos ataque en defensa propia.
En el sexo, por tanto, está el
mogollón que nos desafía a meterle mano. Pero cuando lo hagamos nos
encontraremos con que había trampa, claro, si no de qué iba a ser tan enigmático.
Descubriremos que el sexo desviaba la atención, como en las buenas tramas
policiales, de los personajes más inmaculados, en realidad los más podridos. El
pobre sexo era el matón tonto al que apuntaban todas las pruebas, y cuya
eliminación hace perder la pista de las verdaderas mentes criminales. Y al
final, tras una pesquisa que nos conducirá de personaje en personaje, de
estancia en estancia, concluiremos, ya lo advierto, que el sistema completo
estaba podrido, y que todo lo que sea rescatar muebles trasladará la infección
a los nuevos cimientos.
Pero olvidemos que nos hemos
adelantado al final. Disfrutemos, en cambio, del curso de la historia.
Érase una vez… un sexo.
sábado, 27 de octubre de 2012
lo bonito es insinuar
Subo
a un taxi y pido al conductor que me lleve a Argüelles. Como estoy en Manuel
Becerra pasamos enseguida al lado del Palacio de los Deportes, donde rebosa el
público que espera para cumplimentar alguno de los requisitos que impone asistir
al concierto de hoy.
-¡Cómo
se ha puesto esto!- Me dice el conductor. Yo creo que es por lo de la negra ésa
que está tan buena.
Imagino
que, para cualquiera familiarizado con la oferta musical más descaradamente
comercial, aquélla que no rehúsa ni disimula el uso de uno sólo de los medios de
captación de público a su alcance, decir “negra que está buena”, más que una
aclaración, debe de ser un orden taxonómico de los más generales. A mí mismo me
vienen a la memoria tres o cuatro nombres que deben de entrar en la categoría.
Mi interlocutor se muestra, sin embargo, tan satisfecho con su definición que
toma mis titubeos por lo que no son.
-No
me entienda usted mal. A mí no me llama la atención lo de enseñar todo. Yo creo
que el erotismo está en insinuar sin enseñar. Pero eso los jóvenes ahora no lo
entienden.
Le
digo que no quiero ofenderle, pero que esa idea de que la provocación más
eficaz es mostrar ligera o parcialmente no es privativa de ninguna generación,
sino más bien un lugar común presente en todas partes en nuestra cultura de
masas y expresado de modo que alcance a todos los públicos.
Se
ve que el carecer generalista de su idea le resulta inasumible, porque la respuesta
me suena a repetición con dosis doble, aclaratoria.
-Antes
lo que se usaba eran cosas transparentes, que caían…cosas así, más pícaras. No
me diga usted que no es más bonito el juego ése, por lo menos en parte. Luego
se disfruta más, dónde va a parar. Hay que probarlo, hágame caso. Pruébelo
usted.
Le
agradezco el consejo y le digo que no somos incondicionales de la insinuación
porque seamos exquisitos y sofisticados, sino porque nos gusta sentirnos
furtivos. Que identificamos el sexo con el engaño y el robo antes que con la
franqueza y la desnudez, y que por eso nos excitamos ante una prenda que parece
que va a caerse, o romperse, o traicionar a su dueño dejándolo a nuestras
expensas. Que seguimos practicando un sexo secreto, prohibido y violado, y nos
sentimos fuera de lugar cuando se descubre ante nosotros y se nos ofrece voluntaria
y responsablemente.
-No me comprende usted. –Me contesta convencido y
paciente. –Eso lo hacen los animales. Los animales cuando tienen hambre comen y
cuando tienen sueño duermen. Se quedan contentos, es verdad, pero que lo que
hacemos nosotros no pueden hacerlo ellos. Nosotros alargamos ese gusto al
esperar, al poner dificultades, incluso al prohibir, si usted quiere. Si no
fuera un poco complicado nos seguiría gustando el sexo, pero no sería lo que
es. Reconózcalo, hombre. No todo es represión católica. No toda la represión católica
viene mal. A mí, si me van a enseñar una tía, prefiero que me la enseñen un
poco tapada, para que pueda yo imaginarme cosas.
Nos adentramos en el corazón comercial de Madrid. Una
tras otra, las marquesinas, los escaparates, los carteles en las fachadas,
ilustran la teoría de mi conductor con imágenes provocativas bajo pretexto de
prometer un gran placer sexual, con la única condición de superar frágiles
barreras de tela flexible y vaporosa. Cuando la barrera ni siquiera existe la
brutalidad, para mi ridículo, resulta aún mayor.
-¡Rihanna! –Exclama el conductor, rompiendo el silencio.
-¡Ésa es la del concierto! Sabe la que le digo, ¿no? –Yo lo sé. –Fíjese en ella
un día, ya verá que siempre enseña algo, un poquillo, pero no todo… el tema.
Parece que se lo vas a ver, ¡pero no lo ves! A mí eso me… -La frase es rematada
con un gesto de su mano libre, claro y contundente, que deja lugar a pocos
refinamientos.
-Entiendo que para que el placer se haya producido realmente
habrá usted dado salida a la excitación, ¿no?
-Perdón, ¿cómo dice?
-Digo que, si tanto le gusta Rihanna, se la habrá usted
follado muchas veces.
-Bueno… me he follado a alguna negra.
-Que se parecían a Rihanna en eso, supongo.
-…
-Es asombrosa la complejidad con la que llega uno a
autoengañarse. Con tal de no reconocer la humillación de que nos agredan sin defensa
posible estamos dispuestos a erigirnos en gourmets del dolor.
-Yo le digo lo que opino. –Contesta retornando a una
cordialidad más servicial. -Ésa es la gracia, que cada uno opinamos una cosa y
no tenemos que estar todos de acuerdo.
-Hemos llegado. –Respondo resoplando. -Es una suerte,
porque si no tendríamos que empezar otra discusión.
lunes, 22 de octubre de 2012
equipo Amor. torneo de verano
a estas alturas, un cuento de verano.
http://www.culturamas.es/ocio/2012/09/30/equipo-amor-torneo-de-verano/
http://www.culturamas.es/ocio/2012/09/30/equipo-amor-torneo-de-verano/
viernes, 31 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. y XXXI. ningún activo puede ser comprado dos veces al mismo precio
31 Agosto 2013, Sábado 23:53
R: Ok.
31 Agosto 23:51
jueves, 30 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XXX. el mayor de los tesoros es una persona que nos quiere
29 Agosto 2013, Lunes 18:29
R: Que descanses
26 Jun 2013 23:45
Á: Un beso
27 Jun 00:24
R: Anoche no te despediste
28 Jun 14:24
Á: Tú tampoco
28 Jun 14:47
R: Dijimos que no hacía falta
despedirse todas las noches
28 Jun 14:49
Á: ¿Entonces?
28 Jun 15:14
R: Me extrañó. No pasa nada
28 Jun 15:18
Á: Te mando un beso
28 Jun 23:56
Á: Anoche ni siquiera me
contestaste
29 Jun 11:35
R: Ya me había dormido
29 Jun 11:56
Á: ¿Y por qué no me has
dicho algo esta mañana?
29 Jun 12:07
R: No pensé que hiciera
falta. Sólo era un beso de buenas noches.
No empieces otra vez
29 Jun 12:26
Á: Luego dirás que hago
cosas raras al contestarte
29 Jun 12:29
R: Haz lo que quieras. Tengo
muchísimo trabajo
29 Jun 12:40
R: Buenas noches, mi amor
29 Jun 23:20
Á: Creo que es mejor que no
nos despidamos más por las noches
29 Jun 23:25
R: Ok.
29 Jun 23:29
R: Sé que hemos decidido no
despedirnos más, pero tengo muchas ganas de mandarte un beso de buenas noches.
Muá! Que descanses
6 Jul 23:15
Á: Gracias.
6 Jul 23:18
Á: Avísame si no piensas
escribirme más
10 Jul 17:24
R: Eres tú el que ha dejado
de escribir
10 Jul 17:34
Á: Revisa el histórico
10 Jul 17:49
R: Te mandé un beso
10 Jul 18:15
Á: Te di las gracias
10 Jul 18:23
R: Me apetece verte
11 Jul 17:34
Á: A mí también
11 Jul 17:39
R: :)
11 Jul 17:46
Á: voy
11 Jul 17:42
R: ok
11 Jul 17:43
R: Buenas noches, mi amor.
Un beso
11 Jul 23:24
Á: Otro para ti, princesa.
Que descanses
11 Jul 23:28
Á: Buenos días, guapa
12 Jul 10:35
R: No te he podido contestar
hasta ahora. Lo siento mucho. ¿Cómo estás?
12 Jul 13:24
Á: Bien.
12 Jul 13:42
R: ¿Me mandas un beso?
13 Jul 12:25
Á: Claro. Muá
13 Jul 12:55
R: Gracias. Otro para ti
13 Jul 13:04
R: ¿Saliste?
13 Jul 13:46
Á: No. ¿Tú?
13 Jul 13:52
R: Sí.
13 Jul 13:58
Á: ¿Qué tal?
13 Jul 14:06
R: Bien.
13 Jul 14:11
Á: Me alegro
13 Jul 14:17
R: :)
13 Jul 14:21
R: ¿Qué tal estás? Te mando
un beso fuerte
14 Jul 17:14
Á: Bien. ¿Qué tal tú?
Gracias por el beso
14 Jul 17:35
R: Bien
14 Jul 18:01
R: ¿Qué tal los preparativos?
18 Jul 21:06
Á: Bien. Son cuatro cosas
18 Jul 21:25
R: ¿Nos vamos a ver antes de
que te vayas?
18 Jul 21:56
Á: Sólo son dos días
18 Jul 22:08
R: Ok.
18 Jul 22:26
Á: ¿Cómo estás? Te echo de
menos
20 Jul 17:12
R: Estoy bien. Te dije que nos
viéramos
20 Jul 18:26
Á: Me dijiste que si nos
íbamos a ver
20 Jul 18:32
R: Es lo mismo
20 Jul 19:15
Á: ¿Te apetece que nos
veamos el lunes?
20 Jul 19:25
R: Vale
20 Jul 20:10
R: ¿Estás enfadado?
23 Jul 14:12
Á: Por favor, déjame en paz.
23 Jul 14:13
R: Lo siento
23 Jul 14:17
Á: Siempre igual. Déjame
tranquilo una temporada
23 Jul 14:21
R: No te enfades, por favor
23 Jul 14:31
R: Álvaro!
23 Jul 15:03
R: ¿Qué tal estás?
30 Jul 14:10
Á: Bien. Ya sabes. ¿Qué tal
tú?
30 Jul 14:53
R: Bien. Te echo de menos.
Lo siento mucho
30 Jul 14:55
Á: Bueno. Ya está. No pasa
nada
30 Jul 14:55
R:¿Te gustaría que nos
viéramos?
30 Jul 14:59
Á: Claro. Mucho
30 Jul 15:00
R: :)
30 Jul 15:01
Á: Buenos días, preciosa.
¿Cómo estás?
31 Jul 11:24
R: Hola guapo. Muy bien.
¿Qué tal estás tú?
31 Jul 11:44
Á: Bien.
31 Jul 12:12
Á: Anoche fue genial
31 Jul 12:18
R: Como en nuestros mejores
momentos
31 Jul 12:24
Á: No te pongas melancólica
31 Jul 12:26
R: No, tranquilo
31 Jul 12:27
R: Buenas noches. Te mando
un beso fuerte
31 Jul 23:12
Á: Otro para ti. Que
descanses
31 Jul 23:23
Á: Hola guapa. ¿Qué tal
tienes el día? ¿Te apetece que nos veamos?
1 Ago 16:17
R: Tengo que hacer la maleta
y preparar todo. Salgo mañana
1 Ago 16:32
Á: No sabía que te fueras
tan pronto
1 Ago 16:38
R: Te lo dije
1 Ago 16: 40
Á: Pues no me acordaba
1 Ago 16: 41
Á: ¿No se puede retrasar?
1 Ago 17:03
R: Mañana es el cumpleaños
de mi padre. Lo celebra toda la familia. Vienen mis tíos del pueblo de al lado
1 Ago 17:09
Á: Joder, qué rabia
1 Ago 17:14
R: Ya. Te echaré de menos
1 Ago 17:19
Á: Bueno, tendrás la fiesta
1 Ago 17:26
R: Buenas noches, te mando
un beso
1 Ago 22:35
Á: ¿Vas a tener cobertura en
el pueblo?
1 Ago 22:39
R: No mucha, ya lo sabes
1 Ago 22:48
Á: No nos podremos despedir
por las noches, ¿no?
1 Ago 23:01
R: Supongo que no
1 Ago 23:13
Á: Ya.
1 Ago 23:20
R: Guapo, ¿cómo estás? Te
mando un beso
4 Ago 17:04
Á: Cuánto tiempo sin saber
de ti
4 Ago 18:16
R: No tenía cobertura
4 Ago 18:36
Á: En los tres días?
4 Ago 19:00
R: Es muy complicado
5 Ago 16:59
Á: Por qué no me contestarte
ayer?
5 Ago 17:24
R: Álvaro, aquí apenas hay
cobertura
5 Ago 17:50
Á: Te echo de menos.
5 Ago 20:12
R: Yo a ti también
5 Ago 20:18
Á: Podías haberme invitado
5 Ago 20:45
R: No pensé que quisieras
venir
7 Ago 13:21
Á: No entiendo tu mensaje
7 Ago 14:50
R: No te invité porque no
pensé que quisieras venir
7 Ago 15:21
Á: Ah, lo del otro día. Ya
lo había olvidado. Yo creo que es mejor que no nos mandemos nada más hasta que
no vuelvas. Así no hay manera de entenderse
7 Ago 17:38
R: Puedo intentar llamarte
por teléfono si subimos a comprar con el coche
7 Ago 18:03
Á: No te preocupes
7 Ago 18:23
R: ¿Qué tal, Álvaro? ¿Cómo
va todo?
16 Ago 14:25
Á: Hola. Bien. ¿Qué tal tu?
16 Ago 15:12
R: Bien. Ya estoy aquí
16 Ago 15:41
Á: Ah, genial, ¿no? ¿Qué tal
te ha ido?
16 Ago 15:50
R: Bien
16 Ago 15:55
R: Te he echado de menos
16 Ago 16:22
Á: Yo a ti también
16 Ago 16:40
R: ¿Quieres que nos veamos?
16 Ago 16:48
Á: Me encantaría
16 Ago 17:00
R: ¿Vienes?
16 Ago 17:05
Á: ok
16 Ago
R: Pensé que tenías más
ganas de verme.
16 Ago 23:41
Á: Tenía muchas ganas. Me ha
pillado fatal
16 Ago 23:50
R: Sabias que volvía hoy. Es
raro. Parecía que nos habíamos despedido con muchas ganas de encontrarnos otra
vez
16 Ago 23:54
Á: No flipes que no sabía
nada
17 Ago 00:01
R: No me hables así
17 Ago 00:04
Á: Es verdad que tenía
muchas ganas. ¿Nos vemos mañana?
17 Ago 00:24
R: Ven ahora
17 Ago 00:28
Á: Voy.
17 Ago 00:31
R: Álvaro
18 Ago 16:33
Á: ¿Qué?
18 Ago 17:05
R: ¿Sigues enfadado?
18 Ago 17:19
Á: Parece que sí.
18 Ago 18:00
R: No me hables así.
18 Ago 18:06
Á: Joder.
18 Ago 18:42
R: Álvaro
19 Ago 15:39
Á: ¿Qué?
19 Ago 16:04
R: ¿Hablamos?
19 Ago 16:16
Á: ¿De qué?
19 Ago 16:36
R: Joder, Álvaro
19 Ago 17:15
Á: Hola
22 Ago 18:14
R: ¿Qué tal?
22 Ago 19:35
A: Bien. Con ganas de
olvidar tonterías.
22 Ago 19: 43
R: :)
22 Ago 19:53
Á: :) ¿Nos vemos?
22 Ago 20:12
R: Ok. ¿Te apetece un café?
22 Ago 20:21
Á: Mejor cenar juntos
22 Ago 20:24
R: Vale
22 Ago 20:26
Á: Ahora dentro de dos días
me preguntas si estoy enfadado.
23 Ago 22:45
R: Ya veo que lo estás
23 Ago 22:55
Á: Pues sí. Otra vez
23 Ago 23:01
R: ¿Puedo hacer algo?
24 Ago 23:04
Á: Dejarme en paz.
24 Ago 23:07
R: Me parece que no es para
tanto
24 Ago 23:33
Á: No me apetece discutir
24 Ago 23:35
R: ¿Dentro de tres días vas
a venir con que me echas de menos?
24 Ago 23: 53
Á: No tengo ni idea. ¿Y si
te echo de menos?
25 Ago 00:07
R: Pues que no me puedes
tratar así
25 Ago 00:11
Á: No me puedo enfadar, ¿no?
Aunque me toques los güevos todo el rato
25 Ago 00:31
R: ¡Álvaro! ¡Por favor!
25 Ago 00:34
Á: Si no te gusta como
hablo, no me mandes mensajes. Y sí, te echo de menos
25 Ago 00: 36
R: Pues vamos a vernos
25 Ago 01:15
Á: ¿Me vas a tocar los
güevos?
25 Ago 01:25
Á: ¿No me vas a contestar?
26 Ago 11:59
R: Eres un ordinario. No me
gusta que me falten al respeto
26 Ago 12:27
Á: Podías llevar la dignidad
al resto de las cosas
26 Ago 13:01
R: No quiero que me insultes
26 Ago 13:29
Á: No quiero que me jodas
26 Ago 13:31
R: ¿Ya no tienes ganas de
verme?
27 Ago 16:26
Á: Muchísimas
27 Ago 17:34
R: ¿Entonces?
27 Ago 17:45
R: Hola Álvaro. Guapo. ¿Cómo
estás? ¿Te apetece que nos veamos?
28 Ago 12:15
Á: Muchísimo. ¿Me vas a
tocar los güevos?
28 Ago 12:39
R: No.
29 Ago 16:56
Á: Entonces me parece bien.
29 Ago 17:15
R: ¿Por qué me hablas así?
29 Ago 18:24
Á: Ya vas a tocármelos otra
vez, ¿no? Ale, bonita. Vete a la mierda.
miércoles, 29 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XXIX. si quieres que las cosas cambien, empieza por ti
21 Julio 2013, Domngo 02:14
Álvaro es una máquina; un
superhombre. No sólo tiene un absoluto dominio sobre su potentísimo chorro de
orina. Además, fuera del baño, junto a la barra, una chica se entretiene
terminando de emborracharse mientras espera a que vuelva para, seguramente,
besarle. No la conoce de nada, de casi nada, pero eso no ha sido una barrera
para Álvaro, que vino a este viaje con el decidido propósito de ligar y no ha
necesitado más que un par de noches para lograrlo a un nivel, además, muy
apetecible. Es la confirmación de que las mujeres han dejado de ser un problema
para él. Queda claro, queda asentado para siempre, que de ahora en adelante
podrá conseguir alguna cuando le apetezca o lo necesite. Está entrando en otra
fase de su vida. Es por fin un hombre de verdad, y se verá obligado a enfrentarse
a problemas de hombre; pero seducir no puede ser uno de ellos. Seducir es un
placer, una capacidad de la que disfrutar en adelante. Es, por fin, lo que
siempre debió ser: el ocio, la dosis de gozo con la que ilusionarse en cada
lucha cotidiana, la sal de la vida.
Sale del baño y se abre paso
hasta la barra empujándose entre los borrachos. Si su memoria fisiognómica no
le engaña, la chica está ahora acompañada. Ni lo esperaba ni le preocupa. Esperará
un momento a que termine la conversación y vuelva a caer en su campo magnético,
poderoso hasta lo irresistible gracias a la conjunción del planeta JB con la
galaxia Valencia. Da un trago a su copa. Dos, tres… La primera vez que se
plantea que ella haya cambiado de opción siente un pequeño mareo, como de mal
vino. Se fija en él y se da cuenta de que sonríe confiado, y ella no lo mira
peor que miraba a Álvaro hace veinte minutos. No debería haberse ido a mear.
¿Quién le manda? Primero hay que asegurarse. Se ha comportado como si fuera
invencible, como si su vida le hubiera demostrado que no hay que hacer ningún
esfuerzo para triunfar, que no hay que luchar a cada minuto por conseguir
éxitos minúsculos, casi despreciables, casi repugnantes. La mira a ella y
siente arder el deseo, azuzado por la frustración. Podía estar besándola ya,
podía estar rozando sus labios, oliendo su cuello, apretando su culo. Sólo
tiene la copa. El alcohol una vez más para sumergirse en él y alcanzar un
estado a cada minuto más desesperado y más impotente. El alcohol de nuevo, en
vez del éxito. El alcohol vacío con el que celebrar nada. Y la ira.
-Estás muy pensativo.
Es ella, a su lado. La mira
sin terminar de creerse que esté con él, cerca, como antes, dispuesta a seguir
el coqueteo hasta el previsible final de cama. Ahí resurgen sus labios, y su
cuello, y su culo, al alcance de la mano, como los quiso hace unos instantes.
Sus labios vulgares, su cuello sin encanto, su culo intrascendente… el valor de
su cuerpo explicando por qué se le hace accesible a él, a Álvaro, cuyo estado
natural es borracho en la barra odiando la soledad.
-¿Ha pasado de ti?-, le
pregunta.
-Es un amigo-, contesta
ella.
“Un amigo”. Es como no decir
nada. ¿Es mejor o peor que yo? ¿Te ha dejado o le has dejado tú? ¿Quién de los
tres representa el papel de despojo?
Esta chica es claramente
peor que Raquel, a quien nunca lograría ligarse aquí, pero está seguro de que
puede servirle, al menos, para alimentar la ilusión de triunfo durante unos
minutos. Tal vez lo suficiente como para llegar a correrse.
martes, 28 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XVIII. no hay fuerza comparable al tiempo
9 junio 2013, Domngo 16:27
-No te preocupes, hija, que
estamos bien. Esto es normal. Ahora no le hablo yo, otros días no me habla él.
No tiene importancia. Si nos tuviéramos que parar en eso… A nosotros nos da
igual. Aunque lo veas hecho un lástimas por los rincones, son cosas que hace
para llamarme la atención. Para que lo perdone. Y ya ves tú... Yo ya casi ni me
acuerdo de por qué me he enfadado. Pero mira, así estamos un tiempo a nuestro
aire, y luego nos hace ilusión reconciliarnos. No hay más, ya lo estás viendo.
Lo del primer mes es lo del primer mes. Eso es una tontería. Luego hay que
tragar mucho. Y hay un montón de canalladas, y muchas cosas que no se olvidan.
Es difícil aprender a vivir con ellas, pero con el tiempo te acostumbras.
-Mamá, suena triste.
-¡No! ¡Qué va, hija! ¡Si tu
padre y yo nos queremos mucho! Vamos, para mí menos mal que está él, si no
imagínate lo sola que me vería. Me da mucha vida saber que anda por ahí, a sus
asuntos. ¿Qué iba a hacer yo si no? ¿Buscarme a alguien a estas alturas, en las
discotecas de viejos? Pero no pienses en nosotros. Acuérdate de los abuelos.
¿Recuerdas cómo miraba el abuelo a la abuela?
-Sí, siempre estaba
preguntando por ella.
-¡Hombre! No era capaz de
dar un paso sin la señora Paulina. Y se le llenaban los ojos de lágrimas cuando
se lo decíamos. ¡Tú fíjate qué bonito! Es muy duro todo, pero al final tienes tu
recompensa. Yo a veces voy caminando del brazo de tu padre y me viene a la
cabeza la cantidad de cosas que hemos pasado juntos y pienso: “Madre mía, este
hombre… ¡Y seguimos aquí!” Y me siento bien. Al final el amor es eso, hija,
nada más.
-Supongo…
-Bueno, pero no estés
triste, hija, que eres muy joven todavía. Por la fuerza tampoco tiene que ser.
lunes, 27 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XXVII. gestión responsable del crédito
23 Mayo 2013, Lunes 18:35
Álvaro y Raquel acaban de
terminar de follar.
Los dos se han corrido
satisfactoriamente, abrazados, como a ellos les gusta. Primero ella, después
él, luego ella de nuevo con un poco de ayuda, y después han quedado juntos aún
un rato. Sus cuerpos han aprendido esta pauta, la expectativa del placer
fácilmente accesible los predispone al entendimiento siempre que no se
interponga un obstáculo perturbador. Saben que antes no era tan fácil, y saben
que no lo sería con otra persona. Es la ventaja que les proporciona la duración
de su vínculo. Un fruto de su amor que pueden recoger en su renacida madurez
cada dos o tres días. Su sabor a placer cultivado les ha hecho olvidar el imprevisible, agrio, excitante y ponzoñoso
sexo de sus primeras veces. Recuerdan que, en algún momento, aquél fue llamado bueno,
que llegó a considerarse inolvidable y entienden que éste, bueno o inolvidable
también, debe de ser el mismo. La idea de que están empezando algo nuevo contribuye
a ocultar la contradicción.
-No he disfrutado con nadie
tanto como contigo.
-¿Eso es verdad?
-Te lo prometo.
-Yo tampoco.
-¡Qué bien nos entendemos en
la cama!
-¡Qué bien nos entendemos en
todo!
-Somos tontos.
-Es verdad
-Pero ya no lo vamos a ser
más.
-No. Ahora estamos preparados.
Tenemos un plan, ¿verdad?
-Claro. Cuando nos ponemos
lo resolvemos todo.
-Podemos con todo.
-Quiero estar mucho tiempo
junto a ti. Que hagamos muchas cosas juntos.
-¡Mi amor…!
-¿Qué vamos a hacer hoy?
-Nada. Estar así. Abrazados. Sin separarnos absolutamente para nada.
historia de amor: desglose por indicadores. XVIII. no hay fuerza comparable al tiempo
historia de amor: desglose por indicadores. XVIII. no hay fuerza comparable al tiempo
domingo, 26 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XXVI. ¡rescate!
19 Mayo 2013, Domingo 13:47
Regla 1:
Lo normal es verse dos veces
por semana, una el fin de semana, más larga, y otra en día de diario. No hace
falta cumplirlo a rajatabla, pero si se produce defecto o exceso, hay que
procurar compensarlo.
Regla 2:
Los celos sólo estarán
justificados cuando se descubra algo verdaderamente sospechoso. Las tonterías
son siempre responsabilidad de la inseguridad del celoso.
Regla 3:
Todos los conflictos tienen
que poder resolverse por otro medio que no sea la pelea. Si uno pierde los
nervios, el otro no debe perderlos a su vez, sino que ignorará al enfadado y
esperará a que se calme.
Nota 1:
No valdrá verse de mala gana
o esperar siempre a que el otro lo proponga. Hay que alternar en la toma de la
iniciativa. La Regla
nº 1 no debe servir de excusa para presionar a quien en algún momento
determinado esté atravesando por un periodo de gran indisponibilidad. Ésta se
considerará causa de fuerza mayor, y la Regla deberá subordinarse a ella cuando dicha
fuerza amenace con consecuencias más graves que el quebrantamiento de la regla
(problemas de trabajo, salud de familiares, etc). Los problemas psicológicos,
en principio, no son causa de fuerza mayor.
Nota 2:
Con respecto a las personas
que ya nos han generado algún tipo de celos hay que ser un poco más paciente,
sin olvidar nunca que la responsabilidad sigue siendo del celoso. Lo normal
será que aún se produzcan algunos reproches relacionados con estas personas,
que el otro deberá entender como restos en proceso de adaptación a la Regla nº 2. Los reproches
nuevos relacionados con esas personas sí serán considerados quebrantamientos de
la Regla. Si
el reproche fuera exactamente el mismo y se cambiara la persona también se
consideraría quebrantamiento. Para distinguir qué cosas son causas legítimas de
celos se establecen como barrera los hechos que han resultado más conflictivos
hasta ahora, y que se consideran en el límite justo de la causa legítima y no
legítima.
Comentario:
Las discusiones que se
produzcan como consecuencia del inclumplimiento de las reglas deberán resolverse
siempre en contra del infractor, sin que se puedan buscar justificaciones, por
válidas que parezcan. Si las reglas no funcionan bien deberán ser cambiadas en
el momento que se decida para ello, pero no improvisar variaciones que puedan
ser esgrimidas durante el conflicto. Enfadarse por tener que cumplir las reglas
constituye una doble falta y, como tal, podría incluso llegar a justificar
enfado por la otra parte. Si, por causa mía, sólo hemos quedado una vez durante
la semana, y yo me resisto a quedar tres veces la semana siguiente, es posible
que el otro me lo reproche. Si me enfado por su reproche, el otro puede llegar
a enfadarse también, pero, en su caso, justificadamente. Yo no podré alegar que
el otro se ha saltado una regla y yo dos y que, por tanto, merece la mitad del
castigo que yo merezco, o yo sólo el doble. Esta excepción no se aplica a las
otras reglas. En el caso descrito, el que sólo ha infringido una no podrá, por
ejemplo, ponerse celoso para compensar. Si se pusiera celoso coincidiendo en el
tiempo con la descompensación expuesta se considerará que, en vez de conciliar,
está buscando compensación, como antes del establecimiento de las reglas, y su
falta será considerada también doble.
Aunque haya que ignorar a
quien se enfade, esto no significa que enfadarse sea aceptable y, menos, que
siempre se enfade el mismo. Abusar de la paciencia del otro ante los enfados
será considerado también falta doble.
Si quien ha quebrantado
alguna o varias Reglas persistiera en no asumir su culpa o no enmendar su
comportamiento, el otro esperará y conservará su posición de razón sea cual sea
el tiempo necesario.
historia de amor: desglose por indicadores. XXVII. gestión responsable del crédito
historia de amor: desglose por indicadores. XXVII. gestión responsable del crédito
sábado, 25 de agosto de 2012
Historia de amor: desglose por indicadores. XXV. recurrir al fondo de reserva
24 Abril 2013, Miércoles 10:32
De: María Patricia Perlado
(mpat_perla75@yahoo.com)
Enviado: Wed, 24 Apr 2013 10:26
Para: Raquel Carrete (racarret@cool&easy.com)
Asunto: Re: café con
consejito
Hola Raquel.
Disculpa que no te haya
contestado antes. Estoy muy ocupada últimamente.
Lo del café no sé cuándo
podría ser, por eso. La semana que viene imposible porque voy con Fran de
escapada a Málaga y estamos preparando las cositas. Además, mi proyecto de ropa
se está moviendo mucho y tengo que aprovechar. Luego, es la época de todos los
cumples de mis sobris, que están ya supergrandes y quieren un montón a su tata!
Pero bueno, ya te avisaré un día.
Con lo del chico éste no te
puedo ayudar. De todos modos, no parece que vayáis muy en serio, ¿no? Supongo
que lo mejor, cuando algo no merece la pena, es cortar y punto. Tienes que
buscarte a alguien que encaje más contigo, siempre te lo digo. Te metes en líos
con gente muy rara que no te pegan nada.
Un beso.
Pd: no te preocupes por lo
del trabajo. Lo mejor que te puede pasar ahora mismo, con todo lo que tienes,
es que te quiten responsabilidades y estrés.
Pd2: ¿qué tal tu ojo?
viernes, 24 de agosto de 2012
historia de amor: desglose por indicadores. XXIV. el laberinto del equilibrio
28 Marzo 2012, Jueves 20:16
Raquel
camina de vuelta a casa sin conocer aún su plan para esta noche. Hace unos
minutos que envió un mensaje a Álvaro, pero no ha recibido respuesta, y de ella
depende para irse organizando con las tareas inmediatas. Últimamente estas
esperas se han vuelto frecuentes. Antes Álvaro estaba casi siempre disponible
para cualquier comunicación. Contestaba los mensajes al momento y cogía el
teléfono sistemáticamente. Incluso los e-mails eran respondidos en un plazo
inferior a diez minutos. Pero eso ha cambiado. Es cierto que este
comportamiento ha sido origen de alguno de los conflictos, porque él no sólo
esperaba una disponibilidad semejante, a la que Raquel no está habituada, sino
que, de ser concedida, podía entrar en bucles de diálogo inoperantes para una
jornada de trabajo. Ha hecho falta hablarlo varias veces y, junto con el
compromiso de no demandar más atención que la cabal, se ha acordado que ella
tolerará una mayor flexibilidad en el plazo de sus respuestas.
Raquel
no tiene una idea clara de cuándo ha empezado a tener verdadera consciencia de
ello, pero diría que, de un tiempo a esta parte, pasa gran parte del día esperando
respuesta de Álvaro. Supone que es la consecuencia lógica del cambio pactado y
procura adaptarse a ello. Intuye, sin embargo, que algo no encaja.
Buscando
las llaves en el bolso vuelve por acto reflejo a echar un vistazo al móvil, no
resulte que aguarda ya en él una respuesta que, en contra de toda lógica, no
haya avisado de su llegada. El mensaje no está y sólo puede volver a leer los
que ya ha recibido a lo largo del día. Cuatro textos cuya aparición recuerda
perfectamente por lo fatigosa que le ha resultado su espera. Operando con las
cifras que constata la pantalla calcula que el primero tardó 26 minutos, 5 el
segundo, una hora y 8 el tercero, y dos horas y 3 minutos el cuarto. Tres horas
y cuarenta y dos minutos en total. Pero es absurdo realizar esta estimación tan
propia, precisamente, de Álvaro. No se trata literalmente de tiempo de espera,
sino del plazo transcurrido entre un mensaje y su respuesta, durante el que se
realizan multitud de actividades en las que no se sufre distracción. O así,
piensa resignadamente Raquel, debería haber sido. Por primera vez tiene la
sensación de empatizar con el reproche de Álvaro. ¿Y ayer? Más de cinco horas,
sumados los seis que se produjeron. Tres minutos, dos horas y nueve, una y uno,
cuarenta y cuatro, veintidós y cincuenta y uno. “Igual que hoy”, se escucha
decir a sí misma, y queda desconcertada por su propia frase. “¿Igual?” “¿Dónde
está la igualdad?” Tras dudar un momento abre un cuaderno y, móvil en mano,
improvisa un esquema con decisión.
Las
series son parecidas, pero no iguales. Parecen moverse en un rango estipulado,
de un minuto a dos horas largas. Y dentro de él, total variedad, casi sin
repetición. Sin embargo, a partir de la primera repetición, llegan todas las
demás. Perogrulladas del estilo se suceden en el pensamiento cada vez más
acelerado de Raquel, componiendo a empujones una forma coherente.
La
pauta de repetición parece estar en las decenas. Hay casi una cifra por cada
decena, mientras que las unidades se repiten o alternan desordenadamente, como
por casualidad. En realidad lo casual podría estar presente en todo, y ser una
sucesión al azar que apuntara por coincidencia a una serie de la que los
siguientes elementos se alejaran cada vez más. Raquel desconfía de su primera
intuición: seguramente no haya nada. En la larga lista del martes aparecen en
las decenas todos los dígitos posibles, de cero a cero, es decir, de pocos minutos
a una hora y pocos minutos. Seguramente fue pura coincidencia, y ha estado
buscando esa pauta en el resto de los días, sin encontrarla. “Faltan números”,
se escucha a sí misma de nuevo. Pero, si es así, ¿por qué el martes no? ¿Es
realmente el martes el caso modelo del que los demás constituyen variaciones o
defectos? ¿Qué pasó el martes? Sabe que fue algo, pero lo que sea se resiste a
ser desvelado. Sólo hace dos días. Lo que pasó, lo que pasó… ¿Por qué no lo
recuerda? Las cosas que no se recuerdan son las que no pasan, y no a la
inversa. ¿Y si lo que pasó no pasó en realidad? ¿Y si pasó que no pasó algo? ¿Qué
es lo que no pasó que debía haber pasado…?
Súbitamente,
la memoria de Raquel se abre de par en par. “¡Eso es! ¡Los correos! ¡El martes
fue el día en que me estuvo extrañando tanto que no aludiera a las cosas que yo
le escribía al email, y luego me dijo que se había quedado sin conexión en la
oficina! Entonces la razón por la que faltan cifras los otros días… ¡No puede
ser!” Raquel comprende que hasta ahora ha estado elucubrando sobre todo esto
como si se tratara de una entelequia, pero que la fantasía está a punto de
materializarse. Abre su cuenta de correo y empieza a calcular el tiempo que
estuvo esperando la recepción de cada uno de ellos. Apenas le hace falta,
porque el número de los recibidos coincide con el número de cifras ausente de
la lista y, cuando aún se omite alguna, sólo tiene que completar con las
llamadas perdidas que Álvaro tarda una eternidad en contestar. Las repeticiones
sólo aparecen cuando las alternativas se han agotado y hay que volver a
comenzar. “Así que así lo haces”, piensa Raquel. “Para responder a cualquier comunicación
esperas cada vez una cantidad de decenas de minutos diferente, de cero a seis. ¡Menuda
estupidez, cabrón!” Aún no queda explicado por qué en ocasiones debe esperar
más de dos horas. ¿A qué se debe ese castigo especial? Comprueba los
correspondientes mensajes buscando en el texto el elemento común. Domingo: “¿A
qué hora llegas, amor?” Lunes: “Buenos días, amor. Me he levantado con dolor de
cabeza. ¿Tú qué tal? Martes: “Amor…” Raquel para porque en su cabeza resuena el
eco del reproche de Álvaro: “Con ser melosa no compensas la espera. La ñoñería
no aporta nada.”
Raquel
comprueba la lista de hoy. Faltan el uno, el tres, el cuatro y el cinco. Han
pasado cincuenta y cuatro minutos desde que ella escribiera su mensaje, de modo
que las tres primeras cifras están descartadas. Álvaro contestará en menos de
cinco minutos. “Seguro que las unidades las decide tirando los dados del juego
de rol.” Unos instantes después llega su mensaje. “Raquel, ya estoy listo.
¿Quieres que quedemos para cenar?” Ella escribe: “Cariño, tengo trabajito que
hacer, vida mía. Pasa buena noche, cielo. Te mando un besito muy gordo y mucho
amor, amor, amor, amor, amor, amooooooooooor!!!!!”
-Contesta
cuando te salga de los cojones, hijo de puta.
Historia de amor: desglose por indicadores. XXV. recurrir al fondo de reserva
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