miércoles, 7 de diciembre de 2016

sobre la significación... (II)


Decía aquí que lo que el sexo significa, o lo que debería significar, es causa aparentemente insuperable de desencuentro sexual.

Por eso realicé la tentativa de exponer los distintos valores que el sexo adquiere para nosotrxs, de modo que entendamos cómo esos valores dialogan entre sí.

Hablé ya del primero, que era la banalización del sexo, y del segundo, que era la atribución al sexo de una significación trascendente.

Continúo.


3_De vuelta a la realidad

La tercera es lo que el sexo significa de verdad. Es la vista de pájaro que incluye no sólo las significaciones explicadas, sino su dimensión tanto subjetiva como objetiva (lo que se piensa que el sexo significa junto con lo que acaba significando de verdad), así como relacional (lo que significa en tanto que encuentro).

Y, por supuesto, lo que el sexo significa socialmente, como conjunto de actividades que se pueden entender bajo la misma categoría y que tienen un mismo conjunto de significaciones y efectos:

-El sexo como forma de consumo. El sexo como forma de control social, como alienación, como escuela de dominación donde se juega a la dominación para aprender a perder la piedad allí donde hace aún más falta que se pierda.

-Y el sexo con sus virtudes y beneficios, claro, como placer, como desahogo, como encuentro en un mundo donde el encuentro se reduce cada vez más, como autoencuentro… pero para hablar en estos términos elogiosos de nuestro sexo hace falta obviar tanto sus faltas que produce pudor y deseo de pasarlo por alto.

-Y es el sexo también como decepción. Como aquello que enseguida rebela su vacío, su falta de fuste, su tedio. Es el sexo desde el escepticismo ante el sexo que se ve siempre confirmado.

Quienes creen que ésta es la significación adecuada para el sexo suelen considerar que el resto de significados son, en general, sobrevaloraciones. Que el sexo ni es tan divertido ni es tan noble. Que tras el sexo no hay nada que no haya sido un añadido cultural para hacer del sexo algo peor que lo que originalmente era, y que, al final, para lo que vale el sexo es para vehicular mucho control a cambio de un poquito de satisfacción que, visto lo visto, parece prescindible.

Estas personas opinan con frecuencia que el sexo es cansino y cargante, como esxs amigxs que te dicen que te bajes a tomar una caña, pero no te sueltan hasta que te han jodido la tarde a base de inflarte a cerveza.

Son personas sexualmente pragmáticas, muchas veces escépticas o directamente aversivas hacia el sexo y, en general, algo inmovilistas: está jodido el sexo. Que le den.


4_Empoderamiento sexual

Y, por último, está la significación que el sexo debería tener.

Más allá de concretar cuál es esa significación, es evidente que necesitamos un plan para el sexo. 

Porque somos seres humanos, y tenemos una ineludible agencia sobre nuestras construcciones sociales (lo que el sexo es hoy es lo que otrxs hicieron que el sexo fuera antes de nosotrxs). Y porque lo que el sexo es no está bien de ninguna de las maneras.
No sé muy bien cuál es el perfil de las personas que asientan su interpretación del significado del sexo sobre lo que el sexo debería significar, porque no encuentro muchas. Pero, en mi opinión, esa significación debería entenderse, para empezar, como una transición que contemplara todas las significaciones anteriores, en vez de despreciarlas. Que las tuviera muy presentes y que recordara que, aunque parcialmente ficticias y casi completamente indeseables, esas significaciones están a día de hoy presentes y tienen consecuencias reales sobre nuestras vidas y sobre las de las personas con las que nos relacionamos.

Pero deberían tener, además, un plan que, en mi opinión, puede irse construyendo sobre el despojamiento de esas mismas significaciones. De este modo nos encontraremos con un sexo que se pregunte a sí mismo para qué se quiere, ya que todo aquello para lo que se quería parece, en realidad, no sólo poco deseable sino, en general, inaccesible a través del sexo.

Vaciar el sexo de significación no es banalizar la significación que ya tiene y tratarla como si careciera de importancia. Es, más bien, preguntarnos qué necesitamos, que es como preguntarnos qué debemos necesitar, o qué nos debemos, y comprobar si algo de ello está en el sexo, o si el sexo puede ayudarnos para conseguir algo de ello. Es acercarnos al sexo sin la ambición de poseerlo, sino con la curiosidad desinteresada de descubrirlo.

Y descubrirlo podría ser descubrir, también (hay que prepararse para cualquier cosa), que el sexo poco importe, de modo que descubrir el sexo conlleve descubrir aquello verdaderamente importante que el sexo estaba ocultando y que ahora aflore su verdadera importancia impulsado por un sexo que ocupe su lugar más adecuado.

Sería algo así como descubrir que el sexo estaba en otro sitio, y poder por fin ir a buscarlo.



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