miércoles, 10 de agosto de 2016

VALOR SOCIOSEXUAL. actividad I. DETERMINAR MI ORIENTACIÓN SEXUAL


Piensa en algún pequeño grupo de personas al que pertenezcas, y con el que estés en contacto con regularidad.

En un papel, ordena a todas las personas que lo forman según una escala de valor sociosexual.

Ya sabes que el valor sociosexual no es el valor que cada persona atribuye a cada una de las otras, sino el que piensa que las demás le atribuyen. No es lo que pensamos que cada persona vale, sino lo que pensamos que “nos van a dar” por ella.

Puedes hacerlo rápidamente, a ojo, o puedes aprovechar para entender mejor la dinámica sociosexual del grupo e ir persona por persona, como en las votaciones de eurovisión. Si haces esto recuerda que el grupo tiene su propia escala de valores, dependiente de la escala social, pero modificada por el ecosistema del grupo. Encontrarás diferencias entre ambas escalas y es útil que las identifiques.

Ya lo tienes. Ahora sabes quién está arriba y quién está abajo. Incluso puedes apreciar una estructura. 

Si todas las personas están muy próximas, si hay secciones marcadas, si los criterios individuales coinciden en general con el criterio conjunto (es decir, si hay personas que se equivocan en cuanto al valor sociosexual de algunas personas del grupo o, directamente, si se oponen activamente a la escala general).

Has establecido una escala de valor sociosexual real.

Ésa es la primera parte.

Ahora realiza una segunda escala. Ordena a las personas en función de su valor personal según los criterios éticos que tú consideres más justos. Seguramente esto te sea más fácil, o al menos más inmediato.

Ésta es una escala de valor sociosexual debido. Es la escala que debería ser si nuestra orientación sexual estuviera construida sobre principios éticos, y no sobre principios heteropatriarcales derivados de la reproducción social y económica.

Ahora compara las dos escalas. Entre ellas habrá diferencias.

Tal vez hayas dado puntuaciones a cada persona según una serie de parámetros, y cada nombre tenga ahora una puntuación acumulada. O tal vez sólo has establecido un orden de 1 a n. En cualquier caso, la comparación entre ambas escalas va ofrecer como resultado tres tipos de personas en el grupo:  

1) Aquéllas que ocupan, en la realidad, un puesto superior al que éticamente les corresponde. 2) Aquéllas que ocupan más o menos el mismo puesto. 3) Aquéllas que ocupan un puesto inferior al que les corresponde según la segunda escala.

Ordena de nuevo a todas las personas del grupo. Pon arriba a aquéllas que presentan más déficit real con respecto al debido, es decir, aquéllas que, estando muy abajo en la escala real, están muy arriba en la debida. Pon abajo a las que presentan más superávit.

Lo que has obtenido es una escala de intervención sociosexual. Ahora ya sabes quiénes son las personas a las que debes orientar tu reconocimiento sexual. Ahora ya sabes cuál debería ser tu “orientación” sexual en el grupo.
Recuerda que eres tú quien debe gestionar ese deber. Recuerda que tú también perteneces al grupo, que también te corresponde un reconocimiento y que el que tú te des a ti mismx mediante tu búsqueda de reconocimiento también debes gestionarlo tú. Recuerda que el reconocimiento sexual es una forma fundamental de inclusión, y que quienes están más abajo en la escala de valor debido también lo necesitan. No es una escala capitalista de 0 a infinito, sino una escala social en la que la variación del máximo al mínimo no debería ser grande. Recuerda que hay gente cuyos deméritos tienen que ver, precisamente, con una reivindicación o con un abandono de la reivindicación de su reconocimiento sexual, y que pueden estar perdidxs en un círculo vicioso.

Recuerda todo esto, pero no olvides la escala de intervención que has construido. De hecho, ya no vas a poder olvidarla. De hecho ya has empezado, en alguna medida, a actuar en consecuencia.


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