martes, 26 de julio de 2011

una buena causa

            Todo tiene sus pros y sus contras pero, si se encuentra forma de suprimir contras conservando pros, entonces se tiene una propuesta de mejora. Es el caso. El que sigue puede ser un argumento convincente y una referencia razonablemente ordenada para comenzar la crítica que se pretende tratar aquí.

            La pareja monógama y el concepto de amor que conduce a ella presentan la desventaja de deteriorar las siguientes formas de relación entre personas:
            - relaciones entre los miembros de la pareja, que se ven impelidos a realizar, de manera consistente y continuada, aquello que los constituye como tal: relaciones sexuales, convivencia, manifestaciones de afecto, monogamia… El mínimo de vida en común para que la pareja se conserve es tan alto que siempre resulta una carga notable, si no insoportable, en, al menos, alguno de sus aspectos. La consecuencia es que la relación más importante en nuestra vida está sometida a presiones tan poderosas que reducen significativamente su carácter de trato libre entre personas afines.
            - relaciones con parejas anteriores, que se ven reducidas al mínimo o llevadas a la desaparición. Si no olvidamos que la expareja ganó el “ex” después de haber ganado el “pareja” seremos capaces de dar el valor correspondiente a la pérdida de muchas de las personas más importantes de nuestras vidas a causa de la incompatibilidad postulada por la estructura monógama. De hecho, otro gallo cantaría ahora de no haber tenido que pasar por el infierno de romper.
            - relaciones de “amistad”, que resultan limitadas por un grueso colchón de comportamientos prohibidos que garantiza su diferencia con respecto a la relación de pareja. Esto influye profundamente en la comunicación, la disponibilidad, las manifestaciones de afecto, el contacto sexual, etc… La amistad queda convertida en una relación que nunca puede ser ni profunda ni satisfactoria para no solaparse con el territorio distintivo y principal de la pareja. Así, desaparece cualquier modelo de relación cordial profunda con nuestros congéneres (que no implique elegir a uno de ellos y convertirlo en sustituto de nuestra pareja actual). Habría tanto que decir sobre el insulto “amigo”…

            Panorama: TODAS nuestras relaciones son gravemente perjudicadas por la monogamia (de la familia no he hablado; ese tema merece su propio chiste), sorprendentemente más en su calidad que en su número. Está claro que, si se puede evitar, vale la pena hacerlo.
            Este texto no debe extenderse tanto como para demostrar esa posibilidad, pero sí puede caber en él su descripción:
            -las relaciones de pareja serán más satisfactorias si los individuos que las forman encuentran una manera fluida y libre de acordar y modificar su contenido en cualquiera de sus niveles.
            -las relaciones de expareja recuperarán el valor como relaciones si, en aplicación de la libertad de elección ejercida, ésta se ha transformado por sí misma en exrelación, y no forzada por la necesidad de dejar espacio a la siguiente monogamia. Hay que añadir que la conservación de las exparejas como parejas evolucionadas se antoja de una riqueza emocional digna de ambición.
            -las relaciones de amistad carecerán de límites artificiales externos e inconscientes. De ese modo la amistad asumirá el significado general de relación cordial de mayor o menor profundidad, base real (y no tipo opuesto) de cualquier forma de trato a la que cada una progrese.

            Huelga decir (de modo que lo diré) que, construidas así las relaciones, las categorías “pareja”, “expareja” y “amigo” pierden vigencia y requieren revisión y, quizás, bautismo. ¿Y qué?

1 comentario:

El antipático dijo...

Me resisto, tiro de la cadena, ladro... ergo avanzas.