martes, 21 de noviembre de 2017

te amo.



Te amo. Pero tú no me amas a mí. A causa de ello, sufro -dice él.

Sufres por mi causa. A causa de ello, sufro yo -dice ella.

Eso sucede porque, en realidad, me amas un poco –dice él.

Tal vez. Pero no me importa, porque saberlo no me liberará del sufrimiento –dice ella.

Déjame que te libere yo -dice él.

¿Cómo lo harás? -pregunta ella.

Convenciéndote de que mi sufrimiento no es culpa tuya –contesta él.

Sin embargo, lo es –dice ella.

No lo pienses. Sólo observa lo alegre que me siento ahora, a tu lado –dice él.

Sí, lo veo. Y me agrada –dice ella. –Ya no sufro.

Te agrada mi alegría. Eso sucede porque me amas algo más que un poco –dice él.

Tal vez –dice ella.

Ahora tú también estás alegre. Sucede porque yo estoy aquí, a tu lado –dice él.

Estoy alegre –dice ella. –Y estás a mi lado.
Sin embargo, ahora debo irme –dice él.

¿Y sufrirás? –pregunta ella.

Sí. Sufriré mucho más de lo que sufría antes de liberarte de tu sufrimiento –contesta él.

Sufrirás por haberme evitado sufrir a mí –dice ella.

Así es –dice él.

En ese caso yo también sufriré mucho más –dice ella.

Eso sucede porque me amas –dice él. -Del todo. Y porque deseas mi compañía, y porque es mi compañía lo único que puede liberarte de tu sufrimiento.

Tal vez. O tal vez no. Lo que sé es que sufriré, y que no deseo sufrir, y que si es tu compañía lo que necesito para no hacerlo, entonces quiero tu compañía –dice ella.

Hazme llamar, entonces, cuando sufras. No pierdas ni un segundo. No esperes ni un instante  –dice él.

¿Acudirás? –pregunta ella.

No –contesta él.


2 comentarios:

yoyuncigarrito dijo...

Siempre te leo y nunca comentó...
Esta vez la sacaste del estadio, es el placer de todas las conversaciones amorosas 😘 Muramos por y con el otro 🙂🙃

israel sánchez dijo...

muchas gracias :)