miércoles, 24 de mayo de 2017

¡cuestionando la belleza normativa!... pero no tanto.


Como el tema de la próxima quedada del grupo de Facebook es el valor sociosexual (VSS) he posteado en él este ya celebérrimo vídeo con el texto “veis/oís algo raro?”

Ha sido un error, porque yo ya tenía pensado qué era eso raro de lo que quería hablar, y con lo que me he encontrado ha sido con que la gente del grupo se/nos ha regalado un montón de análisis diferentes, relacionando siempre el vídeo con el VSS, a cuál más interesante, y que darían, todos, para su propio texto.

Así que he decidido hacer una entrada con mi idea original. Para ver las restantes os remito al grupo y a que, si no sois miembros, me solicitéis que os agregue por el medio que prefiráis.

En fin, éste es el chirrido que a mí me ha sonado más estridente:

Resulta obvio que lo que se nos presenta es una apología de la desnormativización del canon de belleza. Se nos está transmitiendo ese mensaje tan popular de que cualquier persona es hermosa, de que las cosas que habitualmente hemos considerado desagradables no lo son tanto si superamos prejuicios, de que la belleza se da en muchas formas, no sólo en las más frecuentes, promediadas o convencionales,… Mil etcéteras; os sonarán todas.
Se nos dice esto mediante un ejemplo exitoso en el que una persona con una característica que el patrón normativo considera un defecto “triunfa” en su cita, en vez de ser rechazada por aquella otra a la que ha sido presentada.

Y mientras nos regodeamos en el final feliz que representa la realización de la utopía, ella nos cuenta lo mucho que la apoyó su padre desde niña, y nos dice: “me enamoraría de alguien como mi padre. Bueno, un poco más alto.”

Espera…

¿Quieres decir que si te hubieran presentado a alguien con la altura de tu padre le habrías dicho “aspiro a que mi alopecia se integre en el canon de belleza, del que te dejo fuera por enano”?

Pues claro. Exactamente eso.

Los ataques al canon de belleza normativa vienen siendo así de ingenuos y, por supuesto, de estériles. Parece que la lógica del VSS, ésa que dice, simple y llanamente, que el VSS es el mejor predictor en la formación de relaciones porque los sujetos procuran, por encima de cualquier otra consideración, obtener el máximo VSS posible, es algo más que el síntoma de una moda.

Lo que quiero traer aquí, apoyado precisamente por el ejemplo del vídeo, son algunas características de estos supuestos ataques al canon que demostrarían que no hay tales ataques, dado que estos se realiza estrictamente dentro de la lógica de la optimización del VSS y, por lo tanto, de la competitividad clasista e, incluso, de la exacerbación, tanto de ésta, como de la estética que dice cuestionar.

Estas características no están sólo presentes en campañas mediáticas y grandes hits hiperretuiteados. Están en nuestro discurso, en nuestra manera de hacer como que combatimos el canon sin poner en peligro nuestro VSS, en nuestra reivindicación constante de que nosotrxs no participamos de eso que todxs hacen. Y, por supuesto, en nuestra resistencia desesperada, traumatizada, a reconocer que, en la búsqueda del amor, estamos representados por una cifra.

Veámoslas:

1-En todos estos cuestionamientos hay un sujeto estéticamente marginal que se reivindica a sí mismo cómo objeto de deseo. La razón que respalda esta reivindicación es el derecho inalienable a considerarse especial y, por lo tanto, “como las personas guapas” (es decir, no hay razón alguna, más allá de la fe voluntarista en unx mismx. Frente a la lógica del VSS, el mismo pensamiento mágico que el neoliberalismo impone a lxs emprendedorxs).

2-En todos ellos, el sujeto protagonista no se cuestiona su propio deseo. Parte inalienable de la dignidad reivindicada es poder elegir, y la posibilidad de elegir sólo puede representarse eligiendo aquello que todo el mundo elegiría. Escapando del disciplinamiento al que la lógica del VSS somete a las personas reales, estos sujetos creados por su propio discurso se caracterizan porque nunca se desearían a sí mismxs.

3-Mediante la separación entre personajes sujeto y personajes objeto, se invisibiliza la contradicción entre el punto 1 y el punto 2. Si echamos un vistazo general al conjunto de todos estos discursos reivindicativos, el resultado es un paisaje absurdo: un montón de personas ejerciendo a la vez su derecho a pedir algo y su derecho a no escuchar las peticiones del resto. La propuesta es una sociedad en la que cada individuo grita “¡soy más guapx de lo que creéis!” mientras se tapa los oídos para no oír el grito de todxs lxs restantes, confiando en que eso le ayude a ser escuchado. Es decir, una exacerbación suicida de la competición, en la que todas las energías están puestas en competir.

4-Se representa una elección contra la lógica del VSS que es siempre tramposa. Quien dice elegir sin atender al canon lo hace sólo en la medida en la que su opción corresponde con su VSS. No cuestionamos la lógica del VSS por elegir personas con poco VSS, sino por elegir a aquellas que tienen menos VSS que nosotrxs. Y no por elegir a quien tiene menos VSS del que nos atribuimos en nuestro discurso (que es, por lo tanto, una forma de marketing) sino del que tenemos en realidad. Y eso no es lo que aparece en estos supuestos cuestionamientos.

La lógica del VSS es respetada como una ley de hierro. En el ejemplo del vídeo, la mujer, una vez mostrada su alopecia, no reduce su VSS a uno por debajo del hombre con el que cena; antes al contrario, lo aproxima al de él. Si bien se produce un efecto normalizador (y por lo tanto deseable) de la alopecia, esta normalización sólo consiste en la inclusión de la alopecia en lo cuantificable como VSS. La inclusión de la característica marginal reivindicada se realiza a cambio de características normativas compensatorias, de modo que el VSS no sufra merma. El objetivo es evitar que haya individuos que se consideren a sí mismxs fuera del mercado.

No se trata de que la mujer del vídeo deje de ser juzgada por su alopecia, sino, precisamente, de que sea juzgada por ella; de que la alopecia aparezca también como factor mercantilizable. “Te queda bien”, le dice su compañero. “Aunque te quedaría mejor tener pelo”, podría haber añadido. “Si tuviera pelo no estaría cenando contigo”, apostillaría entonces el VSS.


1 comentario:

israel sánchez dijo...

El concepto "capital erótico" se usa para hacer referencia al valor convertible en capital que tu cuerpo pone a tu disposición en tanto que objeto de deseo sexual (lo que puedes ganar como modelo, por ejemplo, o por matrimonio).
El valor sociosexual es la posición que el sujeto ocupa en el grupo cuando éste se ordena en función de la elegibilidad sexual (determinando correspondencias y jerarquías).