sábado, 26 de julio de 2014

BIBLIOGRAFÍA: La psicología de los celos y la envidia - Peter Salovey, compilador (1991)



                Debo disculparme por recomendar un texto en inglés y por carecer de información sobre traducciones parciales o totales, así como sobre la existencia de otros textos que pudieran remplazar a éste y que estén disponibles en nuestra lengua.
 
 
Pero la barrera idiomática no podía ser un impedimento para, al menos, señalar el interés que alberga para nosotrxs profundizar, desde la perspectiva más seria posible, en el tema de los celos.

El libro es una compilación de doce estudios realizados por algunas de las bibliografías académicas señalan como máximas autoridades en la materia.

Su lectura, que discurre sosegadamente por cauces formales perfectamente académicos, sin voluntad alguna de pasmar al lector o conducirlo a conclusiones demagógicas, derrumba, silenciosamente, dos mitos que son las columnas sustentadoras de nuestra manera de entender los celos:

-los celos no son una emoción simple, sino compuesta, y como tal, su comprensión debe remitirse a otras más elementales cuyas diversas combinaciones forman parte de nuestra vida de manera cotidiana. Es decir, continuamente, pero fuera de la pareja, ponemos en acción herramientas para combatir los celos o, mejor dicho, mantenerlos en el ámbito de las emociones eficaces y funcionales.

-no existe, o es despreciable, la propensión (natural, biológica, genética, o de cualquier tipo) a los celos. Los celos aparecen allí donde se producen las condiciones que los activan. Todos somos potencialmente celosos como reacción ajustada a determinadas circunstancias, de modo que el tratamiento actual de los celos como patología en sí (y su identificación con la inseguridad como rasgo de carácter) implica un error de enfoque.


 

Pero lo más divertido es ver cómo estas conclusiones son desperdiciadas en las reflexiones más generales con las que concluye cada texto. La ceguera sobre el amor es tanta que el simpe estudio psicológico aislado no tiene, sin una reflexión psicosocial previa, fuerza para hacer saltar la alarma crítica del psicólgo.
 

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