viernes, 7 de marzo de 2014

TRIÁLOGO: agamia, monogamia y poliamor


Tengo poco que hacer, y aún así lo dejo todo pendiente, porque he descubierto el placer de regodearme en las estupideces que no cometo. Apenas se me ofrece cosa alguna que me lleve a alguna parte, y menos aún las obligaciones, las cuales me dejan, más que todo lo demás, bien quieto en mi sitio.

Así, me dedico más bien a dejar que hagan otros, en la convicción de que, de no ocuparme yo de esta tarea, quedaría por todos olvidada. He de decir que me muestro en mi oficio tan ineficaz como cualquiera, pues si inacabable es el trasiego que observo en torno mío, no menos prolongado es mi reposo, que además entiendo siempre inconcluso y pendiente de ser retomado a la menor oportunidad.


Y de entre las cosas que presencio, soy especialmente aficionado a las conversaciones, pues tienen en común con mi labor que, acabada ésta, no queda de ella huella que diga “aquí se coció un guisante”.

No hace mucho, dejando morir la tarde en y con un café, tuve la suerte de que tomaran asiento casi a mi lado tres individuos a las que pude catalogar como un hombre monógamo, una mujer poliamorosa, y alguien que comulgaba con los principios de la agamia y que, a mi escasa pericia, no me pareció que se visibilizara como perteneciente a género alguno, conocido, inventado, o pendiente de invención. Consideré valioso el logro de éste último, y sólo me preocupó que dejarse el género por el camino le hubiera conllevado algún esfuerzo.

Descubierta, como digo, su condición, me apresuré a aplicar la oreja, y enseguida el lápiz, porque surgió en mí el inesperado deseo de hacer públicos sus pareceres sin atenerme en lo más mínimo al respeto de la privacidad.

Según mis notas, fue el monógamo quien arrancó, en términos parecidos a estos:

        ir al TRIÁLOGO



No hay comentarios: