jueves, 28 de noviembre de 2013

somos 1000. respuesta a un comentario

                 Anónimo dijo:

             Hola. He leído (a veces en diagonal) diversas entradas de este blog. Tengo muchísimas cuestiones que plantear y temas que abrir. Por lo menos hemos de agradecer este blog, que trata el tema de una manera diferente (no digo que acertada) e intenta arrojar un poco de luz en medio de tanta oscuridad.

             Vamos a mis temas/cuestiones:

             1º El amor no es solamente de pareja. Entiendo que aquello de lo que está en contra este discurso es en contra del amor de pareja y el amor monógamo. Dejamos a parte el paterno/maternofilial, ¿no? ¿Qué ocurre con ese amor?

             2º ¿Se han dado cuenta de que Platón define el amor como privación? Pero no por eso renuncia al amor. Comte-Sponville (libro: ''Ni el sexo ni la muerte'') reflexiona sobre eso, y aclara ''que no hay amor feliz'' (citando a A. Bretón) pero al mismo tiempo concluye que ''no hay felicidad sin amor''. ¿Qué pasa con eso?

             3º En un libro, Francesco Alberoni (no era gran cosa de libro, terminé tirándolo, pero merece la pena rescatar alguna idea) señala que el amor no es continuo. Nace y muere, y con cada nacimiento y muerte, con cada ruptura el amante aprende a amar mejor y a amarse mejor, en una especie de construcción permanente del propio yo emocional.

             4º Occidente, gracias al divorcio, ha sustituído la monogamia vitalicia por la monogamia sucesiva socialmente tolerada. ¿Es una etapa de transición hacia una nueva concepción de las relaciones emocionales/sexuales, la entesala del poliamor socialmente tolerado, el prólogo a las relaciones abiertas generalizadas?

             5º Los celos, la monogamia, la exclusividad sexual, ¿pertenecen a nuestra socialización primaria, a la estructura cultural de nuestra psique... a qué?

             Saludos!

 

             Muchas gracias por un comentario tan elaborado y articulado, más aún por tener la paciencia de leer entradas del blog y, sobre todo, enhorabuena por lograr hacerlo en diagonal, que debe de ser, dado lo farragosa que muchas veces es mi prosa, como esquiar sobre un canchal.

             El modelo que propongo en “contra el amor” requiere de todo este trabajo de especificación, de aclaraciones, de ejemplos y de propuestas, de modo que avanzamos un poco más, y lo hacemos un poco más coherente, con cada una de estas aportaciones.

             Voy a contestar lo mejor que pueda punto por punto:

             1_El rasgo psicoemocional sustancial del amor es el narcisismo idealizante, es decir, el mirar por los propios intereses, por la propia satisfacción, como si ésta fuera posible gracias a él, y como si de ese modo se lograra también la satisfacción de los demás. Para aceptar este disparate requiere de un irracionalismo salvaje y abierto que es su principal rasgo ideológico. Así pues, encontramos que la sustancia del amor de pareja no es sólo la sustancia de todos los amores, sino que el amor de pareja es el amor en el que dicha sustancia aparece de manera más perfecta. De ello podemos entender que este amor “logrado” inspira al resto y que su erradicación implica la erradicación de los demás. Eso, por supuesto, no significa que las relaciones entre las personas queden desprovistas de afecto y del necesario cuidado. Quiere decir, simplemente, que dejan de ser dominadas por el afecto irracional narcisista.

             Hablo de ello en esta entrada.

             2_Platón entiende que el amor es la fuerza que nos impulsa hacia lo bueno, y que en tanto que nos impulsa implica que lo bueno no ha sido alcanzado, es decir, que carecemos de ello. Hablar de que “amor es carencia” sería casi un juego de palabras. Podría también decirse que es “presencia del deseo de lo bueno”. Nuestro amor, sin embargo, relativiza la bondad de nuestro objetivo, aceptando cualquiera siempre que sea el que hemos decidido. Así, se convierte simplemente en “motivación”, sin carácter moral. A ello se le añade el carácter inmoral del objeto inducido por la cultura social, que es de finalidad fundamentalmente ostentosa. Una motivación educada convertiría al amor en un fenómeno deseable. Pero la funcionalidad sistémica del amor impide esa conversión, de modo que la alternativa debe ser definida al margen del concepto de amor.

             Comte-Sponville hace un uso vacío de la contradicción platónica y demuestra poco interés por su solución. No explica, por ejemplo, por qué el amor no desaparece, como ocurriría en Platón, justo cuando el objeto es alcanzado (que desaparezca con el tiempo es una constatación insuficiente).

             3_No conozco a este autor, pero entiendo que su afirmación se aprovecha de una obviedad, y es que las experiencias enseñan, especialmente si generan problemas que deben ser resueltos. Nadie concibe el amor como una sucesión de problemas a resolver. De hecho, dicha resolución, que según el texto que citas es la separación, constituye el fin del amor, es decir, su fracaso. La adaptación de la ideología del amor a la idea de que éste debe acabar con el tiempo no sólo es una derivación del sustrato principal, sino una solución poco menos mala que la otra, porque entiende las relaciones como entusiasmos fraudulentos y estériles que no construyen vínculos con el entorno, sino que mantienen al individuo en un aislamiento sucesivo.

             4_Es cierto que esta situación genera una contradicción, como queda de manifiesto en el punto anterior. No tengo una opinión formada sobre si la sociedad camina hacia algo mejor gracias a dicha contradicción. En todo caso puedo decir que considero deseable que los individuos conserven, al menos, su capacidad para salir de la relación una vez que comprenden que es opresiva. Este progreso en la libertad, que permite, por acumulación y refresco de experiencias, una formación mayor, está, sin embargo, amenazado por otras fuerzas ideológicas que dificultan, al menos para mí, la previsión. No nos queda más remedio que pensar que el futuro, en alguna medida, depende de lo que hagamos con el presente.

             5_El individuo comprende la funcionalidad de sus vínculos sociales a medida que descubre y comprende su entorno. Este principio podría hacer pensar que los celos son antes que la liberalidad. Pero incluso el egoísmo primigenio está atravesado de cultura, esta expresado en forma de unos determinados usos e ideas, que determinan si el comportamiento tendrá como resultado la opresión o la socialización edificante. Sólo porque la angustia del individuo se encauza por el camino de la posesión de la pareja es posible que los celos sean un elemento estructural de las relaciones. Mucho más poderoso que cualquier factor primigenio, hoy día, es el bombardeo informativo contradictorio que condena los celos con una mano y los promueve con mil.

             Un saludo.

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